¿Podemos creer a nuestros ojos? Los cortometrajes de Johann Lurf exploran a menudo el enigmático territorio entre lo real y lo percibido, desafiando a nuestros sentidos a comprender visiones y sonidos tomados del entorno que nos rodea mediante sutiles y bellos efectos de trampantojo. 

El artista diseñó y construyó una noria de 150 cm de diámetro, con una cara dividida en varios círculos estampados de formas y colores variados. La observamos en reposo, en movimiento y de nuevo en reposo desde un único punto de vista, iluminada por luces estroboscópicas sincronizadas con cámaras de 35 mm. El movimiento en el sentido de las agujas del reloj y en sentido contrario se entrelazan de forma mágica y desorientadora.