Nathaniel Dorsky comenzó a hacer películas de niño en 1955 y después continuó sus estudios en el Antioch College y la Universidad de Nueva York. Comenzó su carrera como editor y camarógrafo en la industria cinematográfica. Es uno de los principales representantes de la Escuela Experimental de San Francisco. Desde 1964, ha elaborado a lo largo del tiempo una obra poco común y delicada, con total independencia, en la tradición del cine de vanguardia. La realización de una película de pocos minutos puede llegar a llevarle veinte años. Las películas de Dorsky están, en su mayor parte, hechas para proyectarse a 18 fps y, por lo tanto, son mudas. Proyectados a 24 fps, a la velocidad del cine sonoro, se les priva de su cualidad meditativa. De hecho, Dorsky da a sus imágenes un aura especial al mantenerlas en el umbral del centelleo. La pantalla capta así el haz de luz que se escapa del proyector. Quiere que sus películas de 16 mm transporten a los espectadores a un estado de devoción. La imagen adquiere entonces una dimensión epifánica, inspirada en las teorías sobre el budismo que animan su creación. Publicó el texto El cine de la devoción en 2003.