RETROSPECTIVA LUIS OSPINA
Online del 02 al 23 de diciembre
LUIS OSPINA: HUMOR, DOCUMENTAL Y VANGUARDIA
En 2010, en una entrevista que publicamos en la edición española de Cahiers du Cinema, el cineasta colombiano Luis Ospina resumió su relación con el cine y las nuevas tecnologías de una forma que todavía me parece casi profética. Allí, Ospina decía: “Yo nunca vi al vídeo como a un enemigo. Cuando a mediados de los años 80 se me cerraron todas las puertas del cine, vi al vídeo como a una especie de resurrección. Murió el cine, viva el vídeo. Siempre he dicho que para mí el video es el cine sin dolor. Con el video sentí la emoción y el estímulo de trabajar en un medio nuevo, menos codificado y más abierto a la experimentación. El video me permitió trabajar en una especie de collage postmoderno permanente. Y, sobre todo, me ha dado tiempo. La mayor libertad de un cineasta es disponer de su tiempo, sin ataduras industriales ni económicas”. Sigo pensando que Ospina resumió en esa frase mucho de su actitud vital y artística, que en este caso son exactamente la misma: una defensa a ultranza de la libertad creativa, formal y política, un afán de experimentación casi libertario y un muy particular sentido del humor iconoclasta e irreverente hacia el propio cine, sus instituciones y centros de legitimación, y las condiciones políticas en las que se produce. Cuando el Festival Márgenes decidió, hace ya cuatro ediciones, abrirse a Latinoamérica, fue entre otras cosas para poder dar cabida en nuestra multipantalla a personalidades como la de Luis Ospina: un superviviente, un símbolo de energía y lucha constante, y una figura artística cuya influencia supera mucho las fronteras nacionales de Colombia para convertirse en una referencia y casi un mito para muchos jóvenes cineastas, que descubren con asombro la vigencia de una obra que ha resultado incómoda, para los de un lado y los del otro, desde su nacimiento. Al fin y al cabo, en la misma entrevista, el propio Ospina, hablando del Grupo de Cali, que revolvió las aguas del cine colombiano en los años 70, y del cual fue parte central, afirmó: “Nuestra primera influencia fue la revista MAD. Y desde luego, la marihuana”.
Gonzalo de Pedro Amatria
LUIS OSPINA: HUMOR, DOCUMENTAL Y VANGUARDIA
En 2010, en una entrevista que publicamos en la edición española de Cahiers du Cinema, el cineasta colombiano Luis Ospina resumió su relación con el cine y las nuevas tecnologías de una forma que todavía me parece casi profética. Allí, Ospina decía: “Yo nunca vi al vídeo como a un enemigo. Cuando a mediados de los años 80 se me cerraron todas las puertas del cine, vi al vídeo como a una especie de resurrección. Murió el cine, viva el vídeo. Siempre he dicho que para mí el video es el cine sin dolor. Con el video sentí la emoción y el estímulo de trabajar en un medio nuevo, menos codificado y más abierto a la experimentación. El video me permitió trabajar en una especie de collage postmoderno permanente. Y, sobre todo, me ha dado tiempo. La mayor libertad de un cineasta es disponer de su tiempo, sin ataduras industriales ni económicas”. Sigo pensando que Ospina resumió en esa frase mucho de su actitud vital y artística, que en este caso son exactamente la misma: una defensa a ultranza de la libertad creativa, formal y política, un afán de experimentación casi libertario y un muy particular sentido del humor iconoclasta e irreverente hacia el propio cine, sus instituciones y centros de legitimación, y las condiciones políticas en las que se produce. Cuando el Festival Márgenes decidió, hace ya cuatro ediciones, abrirse a Latinoamérica, fue entre otras cosas para poder dar cabida en nuestra multipantalla a personalidades como la de Luis Ospina: un superviviente, un símbolo de energía y lucha constante, y una figura artística cuya influencia supera mucho las fronteras nacionales de Colombia para convertirse en una referencia y casi un mito para muchos jóvenes cineastas, que descubren con asombro la vigencia de una obra que ha resultado incómoda, para los de un lado y los del otro, desde su nacimiento. Al fin y al cabo, en la misma entrevista, el propio Ospina, hablando del Grupo de Cali, que revolvió las aguas del cine colombiano en los años 70, y del cual fue parte central, afirmó: “Nuestra primera influencia fue la revista MAD. Y desde luego, la marihuana”.
Gonzalo de Pedro Amatria