PREMIO ESPECIAL MÁRGENES
PREMIO ESPECIAL MÁRGENES ALBERT SERRA
Albert Serra es uno de los grandes cineastas europeos de nuestro tiempo. Reconocido por su radicalidad formal, sus planteamientos provocativos y, en general, por su estilo, muy alejado de los cánones ortodoxos. Originario de Banyoles, Cataluña, Serra ha creado una filmografía que explora la historia, la literatura y el poder a través de una narrativa tan minimalista como desafiante, muchas veces despojada de acción y estructuras clásicas y siempre cercana a los dilemas filosóficos del siglo XXI. Su cine, que evade por principio las fórmulas comerciales, le ha valido su reputación como uno de los directores más originales y polémicos de la escena estatal contemporánea.
Su primer largometraje destacado, Honor de cavalleria (2006), es una interpretación libre y contemplativa de Don Quijote en la que desmantela los clichés de la novela. La película generó fascinación y desconcierto a partes iguales por su ritmo pausado, casi meditativo. En El cant dels ocells (2008), Serra ofrece una interpretación poética y minimalista de la historia de los Reyes Magos en su viaje de adoración al niño Jesús. La cinta es un ejemplo temprano de su estilo visual austero y simbólico; sin diálogos convencionales ni un relato conciso, lo cual descoloca a los espectadores más perezosos, pero fascina a quienes buscan una experiencia estética más profunda.
En Historia de la meva mort (2013), llevó su visión autoral a un nuevo nivel al confrontar a Casanova y a Drácula en una historia gótica y reflexiva sobre el placer, el poder y la muerte. Este filme ganó el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno, consolidando su prestigio en el circuito internacional de festivales. Con La muerte de Luis XIV (2016), protagonizada por el icónico Jean-Pierre Léaud, Serra retrata hasta el paroxismo la agonía final del monarca francés en una obra meticulosa y claustrofóbica que explora el declive del poder y el cuerpo. En Liberté (2019) ―de nuevo una película de época y quizá su obra más controvertida―, que sigue a un grupo de aristócratas libertinos franceses en el siglo XVIII, explora la decadencia y los deseos más lascivos en un oscuro bosque aislado. La narrativa centrada en el erotismo y la transgresión moral insiste, a través de su habitual planteamiento contemplativo, en desafíar al espectador.
Más recientemente, la inmensa Pacifiction (2022), ambientada en la Polinesia Francesa, aborda temas como el colonialismo y la degeneración del sistema, y ha sido elogiada por su increíble atmósfera inquietante y su belleza visual. En ella, de nuevo, cuestiona la idea del poder, la corrupción y la ética de la clase política y del ser humano en general.
Su última película, Tardes de soledad (2024), es su primera obra ambientada en la actualidad y la primera propiamente documental. La pieza, que nace de una cierta vocación por el conflicto, constituye un precioso adentramiento en las contradicciones de la naturaleza humana. Un filme que, marcado por el silencio, transforma lo cotidiano en una experiencia catártica de soledad y belleza.
Las apariciones públicas de Serra, siempre llenas de humor y sarcasmo, lo han convertido en una figura polémica que no teme confrontar al espectador ni al medio cinematográfico. Se le ha visto criticar abiertamente tanto al cine comercial como al cine de autor realizado por sus colegas de generación, lo cual ha contribuido a su imagen de outsider de la industria. Su humor ácido y su actitud despreocupada generan controversia; una controversia que, precisamente, consolida su personalidad como cineasta independiente e irreverente.
La crítica ha reaccionado de manera polarizada ante su obra. Mientras algunos lo consideran uno de los grandes renovadores del cine europeo, otros encuentran sus películas innecesariamente herméticas y pretenciosas. Sin embargo, críticos de referencia como Jonathan Romney, Cahiers du Cinéma, o Jonathan Rosenbaun han elogiado su obra por su audacia y originalidad. El compromiso de Serra con su visión, en ocasiones incómoda y siempre fascinante, lo sitúa como un referente esencial del cine de autor actual.
Su primer largometraje destacado, Honor de cavalleria (2006), es una interpretación libre y contemplativa de Don Quijote en la que desmantela los clichés de la novela. La película generó fascinación y desconcierto a partes iguales por su ritmo pausado, casi meditativo. En El cant dels ocells (2008), Serra ofrece una interpretación poética y minimalista de la historia de los Reyes Magos en su viaje de adoración al niño Jesús. La cinta es un ejemplo temprano de su estilo visual austero y simbólico; sin diálogos convencionales ni un relato conciso, lo cual descoloca a los espectadores más perezosos, pero fascina a quienes buscan una experiencia estética más profunda.
En Historia de la meva mort (2013), llevó su visión autoral a un nuevo nivel al confrontar a Casanova y a Drácula en una historia gótica y reflexiva sobre el placer, el poder y la muerte. Este filme ganó el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno, consolidando su prestigio en el circuito internacional de festivales. Con La muerte de Luis XIV (2016), protagonizada por el icónico Jean-Pierre Léaud, Serra retrata hasta el paroxismo la agonía final del monarca francés en una obra meticulosa y claustrofóbica que explora el declive del poder y el cuerpo. En Liberté (2019) ―de nuevo una película de época y quizá su obra más controvertida―, que sigue a un grupo de aristócratas libertinos franceses en el siglo XVIII, explora la decadencia y los deseos más lascivos en un oscuro bosque aislado. La narrativa centrada en el erotismo y la transgresión moral insiste, a través de su habitual planteamiento contemplativo, en desafíar al espectador.
Más recientemente, la inmensa Pacifiction (2022), ambientada en la Polinesia Francesa, aborda temas como el colonialismo y la degeneración del sistema, y ha sido elogiada por su increíble atmósfera inquietante y su belleza visual. En ella, de nuevo, cuestiona la idea del poder, la corrupción y la ética de la clase política y del ser humano en general.
Su última película, Tardes de soledad (2024), es su primera obra ambientada en la actualidad y la primera propiamente documental. La pieza, que nace de una cierta vocación por el conflicto, constituye un precioso adentramiento en las contradicciones de la naturaleza humana. Un filme que, marcado por el silencio, transforma lo cotidiano en una experiencia catártica de soledad y belleza.
Las apariciones públicas de Serra, siempre llenas de humor y sarcasmo, lo han convertido en una figura polémica que no teme confrontar al espectador ni al medio cinematográfico. Se le ha visto criticar abiertamente tanto al cine comercial como al cine de autor realizado por sus colegas de generación, lo cual ha contribuido a su imagen de outsider de la industria. Su humor ácido y su actitud despreocupada generan controversia; una controversia que, precisamente, consolida su personalidad como cineasta independiente e irreverente.
La crítica ha reaccionado de manera polarizada ante su obra. Mientras algunos lo consideran uno de los grandes renovadores del cine europeo, otros encuentran sus películas innecesariamente herméticas y pretenciosas. Sin embargo, críticos de referencia como Jonathan Romney, Cahiers du Cinéma, o Jonathan Rosenbaun han elogiado su obra por su audacia y originalidad. El compromiso de Serra con su visión, en ocasiones incómoda y siempre fascinante, lo sitúa como un referente esencial del cine de autor actual.