Luis García Berlanga (Valencia, 1921-Madrid,2010) representa un ejercicio de disidencia política y renovación cinematográfica a través del humor. Mediante el sainete y el esperpento supo desnudar la realidad cotidiana de entonces, lo que le supuso no pocos problemas con la censura y varios periodos de inactividad forzada. Miembro de la primera generación formada en la Escuela de cine (el IIEC), debutó con Bardem en la seminal Esa pareja feliz de 1951. A partir de Plácido (1961) iniciaría una estrecha colaboración con Rafael Azcona filmando obras maestras como El verdugo (1963). Pero no será hasta después de La escopeta nacional (1978) que comenzará su mayor reconocimiento, en un contexto tal vez más propicio para un cine que sólo puede definirse como “berlanguiano”.

Hijo de un matrimonio de actores, Juan Antonio Bardem (Madrid, 1922-2002) estudió junto a Berlanga en el IIEC y con él debutaría en Esa pareja feliz (1951) y con el guion de Bienvenido Míster Marshall (1952) antes de alcanzar el éxito en solitario con Muerte de un ciclista (1955). Orgánicamente vinculado al PCE, participó en las Conversaciones de Salamanca y realizó un cine de disidencia basado en dramas de costumbres y de ideas de afinidad neorrealista. A partir de los sesenta se intensificaron sus problemas con la censura y abrió un nuevo periodo en que dirigió a Sara Montiel, Marisol y Alfredo Landa. Finalmente, ya en plena Transición, volvió brevemente al cine militante con Siete días de enero (1979) antes de refugiarse en las series de televisión.